Con el grito de la
Independencia de 1810 se crea la Junta Gubernativa de la Provincia del Socorro
que regía lo que hoy es Santander y parte de Boyacá y que buscaba hacer frente
a la previsible retaliación del Virreinato de Santa Fe ante la declaración de
emancipación de este naciente estado. A este Estado pertenecían los poblados de
las provincias de Vélez, San Gil y Socorro. Como miembros beneméritos asociados
(cinco integrantes) se destacaron el Sacerdote José Ignacio Plata Obregón y Don
Asisclo José Martìn Ardila (1758), quienes al igual que el secretario de la
Junta el Dr. Jacinto María Ramírez, colegial del Rosario, eran oriundos de
Simacota.
En la época de la
independencia sobresale el General Pablo Antonio Obando, Ministro de Guerra
durante el gobierno de Francisco de Paula Santander, y quien nació en Simacota.
Hoy día, el Colegio del municipio toma el nombre de este prócer de la
Independencia”.
Según Antonio Cacua
(historiador) refiriéndose a los santandereanos y específicamente a la región
comunera expresa: “Muchos de los libros de historia no le hacen justicia a la
importancia de esta tierra y su gente en el proceso de independencia. En 1780,
don Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, emisario real, sacudió la apacible
vida colonial. Llegó al país y restableció el Impuesto de la Armada de
Barlovento, que cobraba un porcentaje para proteger las flotas españolas de los
ataques de los adversarios. Y, además, reglamentó 15 cobros diferentes
integrados a la Alcabala, el impuesto más importante del antiguo régimen.
El 29 de octubre de ese
mismo año, más de 400 vecinos se amotinaron en la población de Nuestra Señora
del Rosario y Santa Bárbara de Mogotes, en tierras santandereanas, para
protestar contra tantas ofensas y maltratos por parte de los españoles. Lo
mismo ocurrió en Barichara, Charalá, Simacota,
San Gil, entre otros municipios. Unos meses después, el 16 de marzo de 1781, en
El Socorro, durante un día de mercado, la vendedora de frutas Manuela Beltrán
arrancó y rompió la lista de impuestos que vio colgada en una pared, y en un
acto de rebeldía convocó al pueblo por medio del grito “¡Viva el rey y muera el
mal gobierno!”. El periódico oficial de la época, la Gaceta de Santander, dice,
sin embargo, que quien lideró esta protesta fue doña María Antonia Vargas.
Ese acontecimiento desencadenó que el 18 de abril, después de la lectura de una Real Cédula –orden expedida por el rey de España–, los habitantes se rebelaran e iniciaran una marcha de 20.000 comuneros, provenientes de 45 ciudades y pueblos santandereanos, sobre la capital virreinal. Cuando en Santa Fe se supo la noticia, el regente visitador (un jefe administrativo del virrey) mandó al oidor José Osorio a detenerlos. Este solo llegó hasta Puente Real, hoy Puente Nacional, con 75 soldados. El 3 de mayo los comuneros, sin pelear, los derrotaron. Cuatro días después apareció José Antonio Galán Argüello, quien se vinculó a la insurrección como capitán comunero”. Fuente: https://www.semana.com/contenidos-editoriales/santander-es-su-gente/articulo/por-que-los-santandereanos-fueron-claves-para-la-independencia-del-pais/617748
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