En Simacota Santander
su historia se puede sentir en sus
calles empedradas, que junto a una conservada arquitectura colonial, nos
permite ser testigos de una memoria histórica que une a la región comunera con
ideales de libertad que permanecen en el sentir de sus gentes.
La rebelión de los
comuneros, también denominada insurrección o levantamiento de los comuneros,
fue un movimiento armado gestado en el Virreinato de la Nueva Granada en marzo
de 1781, en el marco de las múltiples respuestas que se generaron al avance del
reformismo borbón en América durante el gobierno de Carlos III. Tuvo su
epicentro en la localidad de El Socorro, perteneciente a lo que hoy es el departamento
de Santander, Colombia. La insurrección se desencadenó por la implementación de
reformas fiscales y económicas en el novel virreinato que implicaron una mayor
carga fiscal sobre la población, el avance sobre ciertos privilegios y
exenciones y la restricción del cultivo de tabaco, que afectó sensiblemente a
los productores locales. Medidas que alimentaron un clima generalizado de descontento que cristalizó en la
insurrección y se dirigió especialmente contra las autoridades locales que
implementaron las reformas.
En tiempos de la
conquista esta tierra que hoy conocemos como Simacota fue habitada por familias aborígenes como
los Guamacaés, Yariguies, Tolomeos,
Arayas, Topoyos, o Topocoros. Simacota inicialmente se llamó Camacota, vocablo indígena que
significa Cultivo en lugar escarpado.
En 1551 el capitán español,
Martín Galeano a través de Bartolomé Hernández de León, encomendero de Chanchón
y subalterno de Galeano, hace presencia con 30 soldados en estas tierras, dando
inicio así a la época de la colonia española.
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