viernes, 28 de agosto de 2020

Simacota. En la historia comunera y en la independencia de Colombia.


Con el grito de la Independencia de 1810 se crea la Junta Gubernativa de la Provincia del Socorro que regía lo que hoy es Santander y parte de Boyacá y que buscaba hacer frente a la previsible retaliación del Virreinato de Santa Fe ante la declaración de emancipación de este naciente estado. A este Estado pertenecían los poblados de las provincias de Vélez, San Gil y Socorro. Como miembros beneméritos asociados (cinco integrantes) se destacaron el Sacerdote José Ignacio Plata Obregón y Don Asisclo José Martìn Ardila (1758), quienes al igual que el secretario de la Junta el Dr. Jacinto María Ramírez, colegial del Rosario, eran oriundos de Simacota.
En la época de la independencia sobresale el General Pablo Antonio Obando, Ministro de Guerra durante el gobierno de Francisco de Paula Santander, y quien nació en Simacota. Hoy día, el Colegio del municipio toma el nombre de este prócer de la Independencia”.

Según Antonio Cacua (historiador) refiriéndose a los santandereanos y específicamente a la región comunera expresa: “Muchos de los libros de historia no le hacen justicia a la importancia de esta tierra y su gente en el proceso de independencia. En 1780, don Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, emisario real, sacudió la apacible vida colonial. Llegó al país y restableció el Impuesto de la Armada de Barlovento, que cobraba un porcentaje para proteger las flotas españolas de los ataques de los adversarios. Y, además, reglamentó 15 cobros diferentes integrados a la Alcabala, el impuesto más importante del antiguo régimen.

El 29 de octubre de ese mismo año, más de 400 vecinos se amotinaron en la población de Nuestra Señora del Rosario y Santa Bárbara de Mogotes, en tierras santandereanas, para protestar contra tantas ofensas y maltratos por parte de los españoles. Lo mismo ocurrió en Barichara, Charalá, Simacota, San Gil, entre otros municipios. Unos meses después, el 16 de marzo de 1781, en El Socorro, durante un día de mercado, la vendedora de frutas Manuela Beltrán arrancó y rompió la lista de impuestos que vio colgada en una pared, y en un acto de rebeldía convocó al pueblo por medio del grito “¡Viva el rey y muera el mal gobierno!”. El periódico oficial de la época, la Gaceta de Santander, dice, sin embargo, que quien lideró esta protesta fue doña María Antonia Vargas.

Ese acontecimiento desencadenó que el 18 de abril, después de la lectura de una Real Cédula –orden expedida por el rey de España–, los habitantes se rebelaran e iniciaran una marcha de 20.000 comuneros, provenientes de 45 ciudades y pueblos santandereanos, sobre la capital virreinal. Cuando en Santa Fe se supo la noticia, el regente visitador (un jefe administrativo del virrey) mandó al oidor José Osorio a detenerlos. Este solo llegó hasta Puente Real, hoy Puente Nacional, con 75 soldados. El 3 de mayo los comuneros, sin pelear, los derrotaron. Cuatro días después apareció José Antonio Galán Argüello, quien se vinculó a la insurrección como capitán comunero”. Fuente: https://www.semana.com/contenidos-editoriales/santander-es-su-gente/articulo/por-que-los-santandereanos-fueron-claves-para-la-independencia-del-pais/617748

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