martes, 15 de agosto de 2023

Sombra y luz en la obra del socorrano Saturnino Ramírez.


 

La soledad, ese estado de aislamiento por elección propia o por imposición que tiene sus ecos en un sinfín de motivos, ya sea en la pérdida de seres queridos, circunstancias de empleo, discriminación, o la sencilla soledad de estar “desparchao” es representada en la obra de Saturnino Ramírez de manera directa y absoluta en un juego de luces y sombras en un espacio nocturno la mayoría de las veces.

Esta escala de luces se disemina en un sentido casi expresionista, porque algo de angustia queda en el ambiente, sin embargo se sobreponen buscando el origen de la luz que casi siempre es una lámpara que parece cansada y que se arroja sobre el vasto verde de las mesas de billar.

En esos personajes presentados de forma aislada, es imposible imaginar que hubiese ocurrido  una charla de fondo sobre algún tema de importancia, simplemente juegan, deseando la victoria como único sentido de existencia. Es como si Saturnino en los años que estuvo en Paris  hubiese pintado todo el país actual, personajes encerrados en sus solitarios odios sin fundamento y sin pistas sobre el futuro. Pintar esas soledades donde el egoísmo puede ser el fundamento y la victoria un choque de esferas en una planicie verde, parece son solo una parte del intrincado juego de colores absolutos que a regañadientes muestra variaciones tonales o donde la intensidad del color se muestra más libre.  

Casi todas sus obras se encuentran en el umbral, esos espacios liminales tan distintos de los lugares cotidianos. Los espacios del limen eran los temas de Saturnino  como los bares, los billares, salones de juego, prostíbulos, terrenos donde el ser humano se escapa, busca esa sensación de desbandarse, huir hacia territorios desconocidos, sin ser muy conscientes que pueden ser atrapados por sentimientos de soledad o fracaso. Posiblemente estos elementos tan universales sobresalientes en la obra de Saturnino puedan revelar la fascinación que sus obras suscitan en Europa y la merecida consagración de la que goza en el país.

Saturnino Ramírez nace en el Socorro en 1946 y muere en Bucaramanga en 2002. Estudió en la Universidad Nacional  la carrera de Bellas Artes viaja a Paris donde permanece varias décadas. En 1972 le fue otorgado el Premio del I Salón de Artistas Colombianos, Universidad Jorge Tadeo Lozano. En el 2001 expuso en el Museo de Arte Moderno de Medellín y en 1987 expuso en el Museo de Arte Moderno de Bogotá. Expuso en la galería Aberbach de París y una de sus pinturas conformó el afiche de la Feria Internacional de Arte de París (Fiat).

Sobre este socorrano universal Wilson Fernando Vega en un artículo para el periódico El Tiempo refiriéndose a los últimos días del artista escribe: “Reencontrado con la naturaleza, Ramírez solía dedicarse a jugar con sus perros y a alimentar a las aves. Por eso no era raro verlo soltar los pinceles para irse a sembrar un arbolito o a consentir a los animales. La finca se convirtió en su última pintura, dice su hermano.

Chiappe agrega: Pienso que los mejores meses de Saturnino fueron los dos últimos, en los que adquirió una mirada totalmente nueva acerca de lo que fue su vida. Empezó a hablar del Socio de arriba y quiso comulgar regularmente hasta que murió. Cada crisis le traía nuevos cambios a su vida. Era como si quisiera ocuparse de sus asuntos pendientes.

Vásquez sostiene: Mucha gente se le acercaba en el propósito de la parranda desbocada, pero al final él sabía que no podía seguir así. Tal vez tengo el triste honor de haberme tomado el último trago con él, el Domingo de Ramos, un día antes de que dijera no más.

En su estudio quedaron varios lienzos y esculturas sin concluir, así como propósitos sociales para los estudiantes de la vereda Barirí.

Y aunque no faltaron las lágrimas a la hora de contar sus recuerdos y confirmar que es un soplo la vida , los seres queridos de Saturnino Ramírez dicen que recordarlo sin tristezas es el mejor homenaje que pueden rendirle al amigo que no pudo volver”.

 Puedes leer la nota de prensa completa  AQUÍ.

 Obra de la portada de esta nota. Banco de la República. AQUÍ.

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